EL DÍA DEL JUICIO es algo que esperan ansiosamente las personas que desean recibir la salvación prometida por el Señor Dios. Bienaventurados son los que serán salvos en ese día.
Pero hay quienes preguntan: ¿Realmente llegará ese día? Si hay quienes serán salvos, ¿qué pasará con los que no recibirán esta bendición?
El Día del Juicio en la Biblia
El pronunciamiento sobre el Día del Juicio se remonta a la época de los patriarcas, mucho antes de nuestro Señor Jesucristo. Según Judas 1:14–15, Enoc, el séptimo desde Adán, profetizó que “el Señor” vendrá “para ejecutar juicio sobre todos” (La Biblia De Las Américas). El que vendrá no es ningún otro que el Señor Jesucristo. Esta fue la declaración del Señor:
“No se turbe vuestro corazón; creed en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo hubiera dicho; porque voy a preparar un lugar para vosotros. Y si me voy y preparo un lugar para vosotros, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, allí estéis también vosotros.” (Juan 14:1–3 LBLA)
Debido a los pecados del hombre ante Dios, el Día del Señor o el Día del Juicio fue fijado cuando todas las cosas en este mundo, incluido el hombre, serían devorados por el fuego (Sof. 1:14–18).
Aunque hay quienes son escépticos sobre el Día del Juicio, la Biblia prueba que así como el hombre experimenta la muerte, también sucederá el Día del Juicio porque quien designó la muerte es el mismo Dios que designó el Día del Juicio (Heb. 9:27). Por otro lado, también hay muchos que creen que llegará, y algunos incluso hicieron predicciones acerca sobre cumplimiento. Pero, ¿puede cualquiera predecir o ser capaz de determinar la fecha exacta del fin del mundo? Nuestro Señor respondió esto en Mateo 24:36:
“Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre.” (LBLA)
Nadie sabe el día y la hora exacta del Día del Juicio, ni siquiera los ángeles, ni siquiera Cristo mismo que ha de venir. Solo el Señor Dios lo sabe. Entonces es apropiado que el hombre se prepare para aquel día (Mat. 24:44).
Señales cuando el Día del Juicio está cerca
La gente preguntó sobre el Día del Juicio no solo durante nuestro tiempo, sino que también durante el tiempo de Cristo:
“Y estando Él sentado en el monte de los Olivos, se le acercaron los discípulos en privado, diciendo: ‘Dinos, ¿cuándo sucederá esto, y cuál será la señal de tu venida y de la consumación de este siglo?’
‘Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, sabed que Él está cerca, a las puertas.’
‘Y habréis de oír de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado! No os alarméis, porque es necesario que todo esto suceda; pero todavía no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y en diferentes lugares habrá hambre y terremotos. Pero todo esto es solo el comienzo de dolores.’” (Mat. 24:3, 33, 6–8 LBLA)
Aunque no sepamos el día y la hora, el Señor dio las señales que se verían o sucederían cuando Su segunda venida esté cerca. Habría guerras y rumores de guerras, naciones y reinos que se levantarían unos contra otros, hambrunas, pestilencias, terremotos y dolores. Las guerras mencionadas se cumplieron cuando estallaron la Primera y la Segunda Guerra Mundial el 27 de julio de 1914 y el 1 de septiembre de 1939, respectivamente. Las hambrunas, pestilencias y terremotos ocurridos en el pasado continúan hasta el presente, con más intensidad y frecuencia. Por lo tanto, el Día del Juicio está realmente muy cerca.
La salvación en el Día del Juicio
La Biblia aseguró que habrá personas que serán salvas en el Día del Juicio (Heb. 9:27–28). ¿Quiénes? El Apóstol Pablo explica, así:
“Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Entonces mucho más, habiendo sido ahora justificados por su sangre, seremos salvos de la ira de Dios por medio de Él.” (Rom. 5:8–9 LBLA)
Aquellos que fueron perdonados de sus pecados por medio de la sangre de Cristo tienen la certeza de ser salvos de la ira de Dios. El Apóstol Pablo también prueba que aquellos que fueron comprados o redimidos con la sangre de nuestro Señor Jesucristo son miembros de la Iglesia De Cristo:
“Por tanto, tengan cuidado de ustedes mismos, y de todo el rebaño sobre el cual los ha puesto el Espíritu Santo como supervisores para apacentar la iglesia de Cristo, la cual Él compró con su sangre.” (Hechos 20:28 Traducción Lamsa)
Otra distinción de los que serán salvos es que sus nombres están inscritos en el libro de la vida en el cielo (Dan. 12:1). Otros podrían decir que unirse a una iglesia no tiene nada que ver con la salvación. Los apóstoles declaran:
“A la iglesia de los primogénitos inscritos en el cielo. Se han acercado a Dios, el juez de todos; a los espíritus de los justos que han llegado a la perfección;” (Heb. 12:23 Nueva Versión Internacional)
Los apóstoles mencionaron que los nombres de los miembros de la Iglesia están escritos en el cielo. Unirse a cualquier iglesia no conduce a la salvación, pero unirse a la verdadera Iglesia sí. La Iglesia a la que se refiere que llegará a la ciudad celestial es la Iglesia De Cristo:
“Pero has llegado a la realidad (a la que solo apuntan los símbolos), al monte Sión, la Nueva Jerusalén, la ciudad celestial del Dios viviente, y eres parte de esa ciudad. Has venido a unirte a millones y millones de ángeles que se regocijan en la presencia de Dios, en el santuario celestial, la verdadera iglesia de Cristo, cuyas identidades están almacenadas en el cielo. Has venido a Dios, la fuente y la norma de justicia para todas las personas; a las individualidades archivadas de seres humanos justos perfectamente restaurados a la semejanza de Cristo de carácter.” (Heb. 12:22–23 The Remedy)
Por lo tanto, aquellos que recibirán la salvación en el Día del Juicio, que verdaderamente vendrá y está muy cerca, son los miembros de la Iglesia De Cristo. Entonces, uno debe asegurarse de ser miembro de esta Iglesia en ese día bendito.