
Hacer frente a situaciones extremas
Hacer frente a situaciones extremas
LO QUE MÁS LES IMPORTA a los miembros de la Iglesia De Cristo (Church Of Christ) es serlo. Su membresía o pertenencia a esta verdadera Iglesia es su orgullo y honor. Al hacer frente a situaciones extremas, su manera de conservarla es insuperable. Si es necesario, la defenderán con sus propias vidas. Porque lo que está en juego, en el fondo, es su esperanza de recibir la salvación y la vida eterna que nuestro Señor Jesucristo concederá en Su cercano regreso.
Este es el noble objetivo de los esfuerzos de la Administración de la Iglesia: que los miembros de la Iglesia De Cristo terminen con éxito su peregrinación espiritual. Harán frente a cualquier amenaza para su llamamiento dado por Dios como Sus siervos e hijos. No serán abrumados por ninguna aflicción o enemigo mientras atraviesan este atribulado mundo en su camino hacia la Ciudad Santa, su verdadero hogar.
Lo que les permite seguir adelante es la promesa de Dios de que les librará de situaciones difíciles.
Cuando están angustiados, la reacción de los siervos fieles de Dios es orar a Él:
“Por eso, todos tus fieles orarán a ti mientras puedas ser hallado. Aunque sufran una gran inundación, las aguas no los alcanzarán. ¡Tú eres mi refugio! ¡Tú me libras de la angustia! ¡Tú me rodeas con cánticos de libertad!” (Sal. 32:6–7 Reina Valera Contemporánea)
Dios es el refugio, el preservador y el libertador de Su pueblo. No perecerán ni siquiera en situaciones adversas. Es justo que oren a Él. De hecho, es su deber siempre hacerlo como una de sus ofrendas a Él (Luc. 18:1; Heb. 13:15). Entonces, orar no es una mera acción reactiva, sino proactiva. Los verdaderos miembros de la Iglesia De Cristo oran por la protección y las bendiciones de Dios en todo momento, incluso en tiempos de paz y abundancia, para prepararse para cuando surjan problemas y situaciones difíciles.
La fe en la eficacia de la oración debe ser sólida. Hacerlo parte de su vida diaria es muy beneficioso.
Pero decir una oración no es todo lo que se necesita para ser escuchado por Dios. Ese privilegio lo tienen Sus elegidos:
“Recuerda que el SEÑOR ha escogido al justo para sí, y él me escucha cuando lo llamo.” (Sal. 4:3 Good News Bible)*
En la era cristiana, los elegidos de Dios son los bendecidos con la redención a través de la sangre de Cristo, el perdón de los pecados (Efe. 1:3–7). La Biblia declara que es la Iglesia De Cristo, no el mundo entero, que Cristo redimió:
“Por tanto, tengan cuidado de ustedes mismos, y de todo el rebaño sobre el cual los ha puesto el espíritu santo como supervisores para apacentar la Iglesia de Cristo, la cual Él compró con su sangre.” (Hechos 20:28 Traducción Lamsa)*
Los miembros de la Iglesia De Cristo son el pueblo elegido de Dios en nuestro tiempo. Por lo tanto, unirse y permanecer en esta Iglesia es imprescindible no solo para estar seguro de la salvación (Efe. 5:23), sino también para tener el derecho de invocar a Dios y ser escuchado.
No es de extrañar que los fieles miembros de la Iglesia De Cristo aprecien tanto su membresía o pertenencia. La defenderán pase lo que pase, sabiendo que Dios les ayudará.
Por eso, cuando se encuentran en una situación difícil, los siervos de Dios usan su derecho de orar a Él, porque, como dice en Job 5:8, “En tu lugar, yo me volvería hacia Dios y pondría mi causa en sus manos” (Dios Habla Hoy). Ellos ponen sus preocupaciones en Él y reciben fuerzas a cambio:
“Estoy cansado y lloro de tristeza; fortaléceme tal como lo prometiste.” (Sal. 119:28 Palabra de Dios para Todos)
Al ser fortalecidos ya pueden superar su dolor, manteniendo intactas su sagrada elección y la esperanza de salvación. La oración, de hecho, es un arma poderosa contra las miserias de este mundo.
El relato bíblico sobre el rey israelita, Asa, prueba el poder de la oración en la vida de los siervos de Dios. Pero tengan en cuenta los siguientes versículos que su “poder” proviene del hecho de que Dios fue agradado por ellos:
“Asa hizo lo que era agradable y bueno a los ojos del Señor su Dios … Ordenó al pueblo de Judá que buscara al Señor, Dios de sus antepasados, y que obedeciera su ley y sus mandatos. Asa también quitó los santuarios paganos y los altares del incienso de cada una de las ciudades de Judá. Entonces el reino de Asa disfrutó un período de paz.” (2 Cró. 14:2, 4–5 Nueva Traducción Viviente)
En esta parte de la historia de Israel, la primera nación de Dios, la tierra tenía dos reinos: Israel en el norte y Judá en el sur. Asa, el tercer rey de Judá, dirigió al pueblo de Dios en obedecer Sus enseñanzas y mandamientos. Abolió la adoración pagana y la idolatría. Llevó a cabo la adoración correcta a Dios.
Como pueblo de Dios hoy, los fieles miembros de la Iglesia De Cristo nunca abandonan el servicio de adoración, sea cual sea el clima, tanto de la naturaleza como de la vida. Esto es el mejor momento para orar a Dios. Al hacer esta voluntad Suya, recibirán Sus favores, como lo hicieron Asa y su pueblo:
“Asa le dijo a la gente de Judá: «Construyamos y fortifiquemos ciudades con murallas, torres, puertas y barras. La tierra aún nos pertenece porque buscamos al Señor nuestro Dios, y él nos ha dado paz en todo el territorio». Así que continuaron con estos proyectos hasta completarlos.” (2 Cró. 14:7 NTV)
Llegó el momento en que un poderoso enemigo se levantó contra Judá:
“Y salió contra ellos Zera el etíope con un ejército de un millón de hombres y trescientos carros … ” (2 Cró. 14:9 La Biblia De Las Américas)
Con 580.000 hombres de guerra (2 Cró. 14:8), el ejército de Judá era grande, sin embargo, se enfrentaron a un ejército que duplicaba su fuerza. ¿Cambiaron cuando su paz y seguridad se vieron amenazadas? No, no lo hicieron. En medio del grave problema que enfrentaba el pueblo de Dios entonces, Asa no temió ni perdió la esperanza. ¿Por qué iba a hacerlo cuando tenía al Todopoderoso con él? Lo primero que hizo fue volverse a Dios, Quien puede rescatar al débil contra el fuerte. Para Asa, nadie es más poderoso que Dios:
“Asa invocó al Señor su Dios, diciendo: «Señor, para ti es igual ayudar al fuerte que al débil. Por tanto, ¡ayúdanos, Señor y Dios nuestro, ya que confiamos en ti, y en tu nombre hemos venido contra este ejército! Tú, Señor, eres nuestro Dios. ¡Muestra que nadie puede oponerte resistencia!»” (2 Cró. 14:11 Dios Habla Hoy)
A veces, los miembros de la Iglesia De Cristo se enfrentan a un escenario similar. Continúan pacíficamente con sus servicios a Dios, cuando de repente surge un problema muy serio y aparentemente más grande de lo que pueden manejar. Harán lo que un siervo fiel de Dios debe hacer: orar a Dios.
Los miembros de la Iglesia De Cristo se inspiran en cómo el Mensajero de Dios en estos últimos días, el hermano Félix Y. Manalo, confió en Él para llevar a cabo su misión en el nombre de Dios y de Cristo. Dios cumplió Su promesa de estar con él, de fortalecer, ayudar y sostenerle (Isa. 41:9–10). Por eso, la Iglesia De Cristo, fruto de sus labores, se extendió por todas partes y creció tremendamente.
Entonces, cuando usted tiene un problema, sea grande o pequeño, ¿piensa en Dios primero y enseguida? ¿Pone su confianza en Él? ¿Afronta su problema como lo hizo el rey Asa?
Lo que sucedió con el gran ejército que encontraron Asa y Judá demuestra la eficacia de la oración del siervo obediente de Dios:
“Y el Señor derrotó a los etíopes delante de Asa y delante de Judá, y los etíopes huyeron. Y Asa y el pueblo que estaba con él los persiguieron hasta Gerar; y cayeron tantos etíopes que no pudieron rehacerse, porque fueron destrozados delante del Señor y delante de su ejército. Y recogieron muchísimo botín.” (2 Cró. 14:12–13 LBLA)
Aprendamos de esto. Cuanto mayor sea el problema, debemos orar aún más. No importa cuán grave sea el problema, debemos ser valientes y mantenernos firmes en la promesa de que Dios nos ayudará. El miedo o la preocupación solo hacen que nuestra esperanza disminuya. La duda es una de las mayores barreras para recibir la ayuda de Dios (Sant. 1:6–8). Y la ayuda de Dios es lo que necesitamos cuando pasamos por episodios de debilidad debido a las miserias que nos presionan por todos lados:
“Pero su respuesta ha sido: ‘Mi ayuda es suficiente para ti; porque mi fuerza alcanza su perfección en medio de la debilidad. ‘ Con mucho gusto, entonces, me gloriaré aún más en mis debilidades, para que la fuerza del Cristo me cubra con su sombra. Por eso, me deleito en la debilidad, los malos tratos, las penurias, la persecución y las dificultades, cuando soy soportado por Cristo. ¡Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte!” (2 Cor. 12:9–10 Twentieth Century New Testament)*
La ayuda de Dios es suficiente para todas las necesidades de Sus hijos. Aunque débiles, son fortalecidos por el poder que Dios da a través de Cristo. Independientemente de lo que pasen los miembros de Iglesia De Cristo en su vida, tienen una sólida esperanza de que prevalecerán porque Dios prometió fortalecerles (Isa. 41:9–13).
No basta con tener fe; debemos obedecer todos los mandamientos de Dios porque eso Le agrada. Solo entonces podremos estar seguros de que Él nos fortalecerá:
“Obedezcan todos los mandamientos que hoy les he dado. Así tendrán poder para conquistar el territorio al que van a entrar.” (Deut. 11:8 TLA)
Desobedecer u ofenderse de los mandamientos de Dios no compensa. Es al obediente a quien le dará la habilidad y el éxito.
Uno de los mandamientos de Dios que Sus fieles siervos siempre obedecen es adorarle. Los miembros de Iglesia De Cristo son devotos al servicio de adoración. No asistir incluso en tiempos de problemas nunca pasa por sus mentes. En cambio, están más ansiosos por adorar a Dios no solo para glorificarle, sino también por esta razón:
“Que desde su templo te envíe su ayuda; que desde Sión te brinde su apoyo.” (Sal. 20:2 RVC)
En el servicio de adoración, pueden acercarse a Él para dar a conocer sus peticiones y recibir Su guía a través de Sus palabras y la fuerza del Espíritu Santo (Efe. 3:16–18).
Los verdaderos miembros de la Iglesia De Cristo pueden depender de Dios para recibir ayuda y fortaleza, especialmente en situaciones de extrema necesidad. Su esperanza es firme en que Él escucha su oración. Con fe y obediencia, recibirán Su protección y apoyo que les permitirá superar todos los obstáculos, completar la carrera que Dios les dio y así llegar a la Ciudad Santa.
*Traducido del inglés.