Los atributos del verdadero
Dios, el Padre

Los atributos del verdadero Dios, el Padre

Die Werke, die Gott Lob und Ehre bringen, sind nicht die Werke, die lediglich vom Menschen entworfen wurden, sondern „gute Werke, die Gott für uns vorherbestimmt (vorher geplant) hat“.

Por KENNETH A. OUANO

(Traducido al español por CHRISTIAN TANTAY)

HAY PERSONAS hoy en día que están perdiendo la fe en Dios. Y hay quienes cuya fe en Dios se está basando más y más en mitos, leyendas y opiniones personales. Esta es una de las cosas que distingue a la Iglesia De Cristo de las otras iglesias llamadas “cristianas”: cuando se trata de conocer a Dios, la verdadera Iglesia se adhiere estrictamente a Sus verdades reveladas en las Sagradas Escrituras o la Biblia.

Por eso, los miembros de la Iglesia De Cristo creen fielmente que hay un solo Dios, el Padre Todopoderoso en el cielo (Juan 17:3,1 La Biblia De Las Américas). Él es el creador de todas las cosas, y el hombre está entre sus creaciones (Sal. 100:3 LBLA).

Su poder

El único verdadero Dios habló de Sí mismo diciendo, “Yo soy el Dios Todopoderoso” (Gén. 35:11 LBLA). Se presentó a Sí mismo teniendo la soberanía o el poder supremo, declarando Su omnipotencia. Los verdaderos cristianos creen que hay un solo Dios (1 Cor. 8:6 LBLA) y nada ni nadie sobrepasa Su poder:

“Porque Dios lo ha sometido todo bajo los pies de Cristo. Pero cuando dice que todo le ha quedado sometido, es claro que esto no incluye a Dios mismo, ya que es él quien le sometió todas las cosas. Y cuando todo haya quedado sometido a Cristo, entonces Cristo mismo, que es el Hijo, se someterá a Dios, que es quien sometió a él todas las cosas. Así, Dios será todo en todo.” (1 Cor. 15:27–28 Dios Habla Hoy)

Los verdaderos cristianos, reconocen al Padre como el único verdadero Dios (2 Cor. 1:3 LBLA), también creen que Él está sobre todos, por todos y en todos (Efe. 4:6 LBLA).

Sostienen la creencia de los antiguos siervos de Dios que en todo lugar están los ojos del Señor Dios (Prov. 15:3 LBLA) y que excelso sobre todas las naciones es el SEÑOR y Su gloria está sobre los cielos (Sal. 113:4 LBLA). Por eso, la omnipresencia es también uno de los atributos del único verdadero Dios. La Biblia declara que Dios mismo declaró esto al hombre:

“¿Soy yo un Dios de cerca —declara el Señor—y no un Dios de lejos? ¿Podrá alguno esconderse en escondites de modo que yo no lo vea? —declara el Señor. ¿No lleno yo los cielos y la tierra? —declara el Señor.” (Jer. 23:23–24 LBLA)

El poder de Dios es inmensamente grande y eterno. El hecho de que Su poder puede ser visto a través de las cosas que Él creó prueba Su incuestionable existencia:

“Porque desde la creación del mundo, Sus atributos invisibles, Su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa.” (Rom. 1:20 LBLA)

Desde el momento en que el hombre se dio cuenta de la complejidad de incluso el organismo más pequeño y se maravilló de la inmensidad del espacio, hay quienes pueden haber dudado cómo Dios pudo haber creado todo. La Biblia aclara esto:

“Así dice el Señor, tu Redentor, el que te formó desde el seno materno: Yo, el Señor, creador de todo, que extiendo los cielos yo solo y afirmo la tierra sin ayuda.” (Isa. 44:24 LBLA)

El único verdadero Dios creó todas las cosas en el universo, por eso, no tuvo ninguna ayuda de nadie. Él solo creó el firmamento y los cielos (Sal. 19:1–4 LBLA) y Su mano poderosa creó y dio vida a todo ser viviente, incluida la humanidad (Job 12:7–10 LBLA). Esta es la grandeza del poder de Dios.

Su sabiduría

El verdadero Dios es un Dios omnisciente, Él sabe todas las cosas (1 Juan 3:20 LBLA) ¿Cuánto sabe Dios? Él mismo declaró que sabe todo en el pasado, el presente y el futuro:

“He aquí, las cosas anteriores se han cumplido, y yo anuncio cosas nuevas; antes que sucedan, os las anuncio.” (Isa. 42:9 LBLA)

Nadie puede ocultar sus pensamientos ni sentimientos a Dios. No hay nada que Dios no puede saber aunque está oculto:

“¿Podrá alguno esconderse en escondites de modo que yo no lo vea? —declara el Señor. ¿No lleno yo los cielos y la tierra? —declara el Señor.” (Jer. 23:24 LBLA)

La omnisciencia es otra cualidad única del único verdadero Dios. Él sabe todo, incluso las cosas que están en los corazones de todas las personas (1 Reyes 8:39 LBLA).

Todo este conocimiento y sabiduría lo conoce Dios, no porque alguien Le enseñó (Isa. 40:13–14 LBLA). La verdad es que Dios mismo estableció la sabiduría desde el principio (Prov. 8:1, 12, 22–23 LBLA).

Por lo tanto, si uno adora a un “dios” que no es omnisciente, entonces está adorando a un falso dios.

Su existencia

Según el Señor Jesucristo, Dios es espíritu (Juan 4:24 LBLA). No igual que un ser humano, un espíritu no tiene carne ni huesos (Luc. 24:39 LBLA), no tiene imagen ni forma, es invisible (1 Tim. 1:17 LBLA). El estado de ser de Dios se comprende mejor sabiendo que Él mismo declaró que no es hombre (Ose. 11:9 LBLA). A diferencia del hombre, Dios es perfecto (Mat. 5:48 LBLA) y no cambia (Mal. 3:6 LBLA). Los antiguos israelitas sabían esto e incluso los primeros cristianos comprendieron que Dios no tiene variación, ni siquiera una sombra de cambio (Sant. 1:17 LBLA). Por lo tanto, si la gente adora ídolos o imágenes de hombres, mujeres, animales, o parecidos, lo que está adorando son falsos dioses.

Las culturas antiguas creyeron en deidades que vivieron y murieron en sus historias épicas. Estas personas las adoraron como dioses. Sin embargo, podemos distinguir que ninguna de ellas es el verdadero Dios porque el único Dios verdadero no muere. Él es inmortal y eterno (1 Tim. 1:17 LBLA) ya que no tiene principio ni fin:

“Antes que los montes fueran engendrados, y nacieran la tierra y el mundo, desde la eternidad y hasta la eternidad, tú eres Dios.” (Sal. 90:2 LBLA)

Dios es omnisciente y nada se Le puede ocultar. Él es perfecto y no cambia, y es todopoderoso, pero también es justo, misericordioso y lleno de compasión (Jer. 32:18; Núm. 14:18 LBLA). La gente debe conocer quién es el verdadero Dios y cuáles son Sus atributos.

Sin embargo, conocerle no es suficiente. Es el deber del hombre adorarle y servirle, tal como está escrito en Salmos 95:6–7, por eso:

“Venid, adoremos y postrémonos; doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor. Porque Él es nuestro Dios, y nosotros el pueblo de Su prado y las ovejas de Su mano …” (LBLA)